Pasé 21 años como ejecutiva corporativa. Y luego, un día, me desperté: literal y figurativamente. Me desperté una mañana con el deseo imperioso de hacer un trabajo significativo siguiendo mis propias normas. Mientras ascendía en mi trabajo no tuve esto como opción, y decidí que había llegado el momento de tomar el asunto en mis propias manos. Dejé mi trabajo y empecé mi propio negocio. Los primeros años fueron difíciles. Si bien tenía la visión y...